El acompañamiento y formación de los jóvenes mercedarios es para la Orden una ineludible responsabilidad. Todos y cada uno de los religiosos somos responsables de este patrimonio, que es el futuro de la Orden, lo más valioso que tenemos. En los diversos países donde estamos presentes existe un semillero vocacional y son los seminarios donde se forman los futuros redentores, desde Asia, pasando por Europa y África hasta llegar a América.