Los mercedarios tenemos como maestro y modelo a Cristo Redentor que con su muerte nos ha liberado de la esclavitud y estamos dispustos a seguirlo sacrificando hasta la propia vida en el ejercicio del ministerio redentor.
Por su intervención en el principio y vida de la Orden que lleva su nombre, los mercedarios llamamos a María MADRE DE LA MERCED y la veneramos como inspiradora de su obra de redención. Ella es la madre de los cautivos a los que protege como hermanos queridos de su Hijo, y es igualmente madre de los redentores al ofrecer libertad a los cautivos...Por su entrega en favor de los cautivos y su vida de servicio a la Orden que ha fundado, san Pedro Nolasco es para nostros el signo más cercano del amor redentor de Jesús y el realizador más perfecto de la obra liberadora de María. Por eso procuramos imitar su vida, continuamos su acción dentro de la Iglesia y lo veneramos como Padre (COM, 6, 7 y 8).
El espíritu mercedario supone fundamentalmente el descubrimiento de Cristo que continúa padeciendo en los cristianos oprimidos y cautivos, expuestos a perder su fe... y ponemos nuestro compromiso de caridad, poniendo nuestra vida al servicio de estos hermanos para que vivan la libertad de los hijos de Dios. (COM, 9)
Para cumplir esta misión nos consagarmos a Dios, con un voto particular, prometemos dar la vida como Cristo la dió por nosotros, si fuese necesario, para salvar a los cristianos que se encuentran en extremo peligro de perder su fe, en las nuevas formas de cautividad (COM, 14). Estas nuevas formas de cautividad constituyen el campo propio de la misión mercedaria, y se dan en ua situación social con las siguientes características:
- es opresora y degradante de la persona humana
- nace de principios y sistemas opuestos al evangelio;
- pone en peligro la fe de los cristianos;y
- ofrece la posibilidad de ayudar, visitar y redimir a la personas que se encuentran dentro de ella. (COM, 16)
A lo largo de la historia, nuestra Orden de acuerdo con las necesidades de la Iglesia y el mundo ha adoptado diversos ministerios caritativos y apostólicos. Actualmente continua con esos ministerios y los organiza de acuerdo a las necesidades de las iglesias particulares donde realizamos nuestro apostolado.
El ejercicio de esta caridad sin límites ha impulsado a más de un religioso mercedario a vivir la propuesta programática del Evangelio:
- “tuve hambre y me dieron de comer” (Mt. 25,35)
Se ha procurado vivir el carisma en el mundo de la pobreza y la marginación, ocupándonos de aquello que el mundo descuida, se han creado lugares en los que el pobre comparte su pan (comedores, casas para huerfanos, asistencia médica), a la par han surgido proyectos de evangelización que ayudan en la promoción humana y en una vida digna.
- “estuve en la carcél y fueron a verme” (Mt. 25,36)
La atención a los recluidos en cárceles , es una actividad que se ha traducido en el auxilio sacramental, espiritual, además también en el cuidado para que los reclusos reciban un justo proceso. Los mercedarios estamos presentes como capellanes en muchos centros penitenciarios, en América y Europa.
- “era forastero y me han hospedado” (Mt. 25,35)
La migración se ha convertido, en un desarraigo profundo del individuo y en la perdida no sólo de sus valores humanos, sino también religiosos, y frente a esta situación dolorosa de nuestros hermanos se ha creado un proyecto de acogida a los refugiados, en el que se respeta su identidad cultural, religiosa, y se le procura un espacio y los medios para ubicar su vida en el nuevo contexto social, cultural, del lugar al que han llegado. www.lamercedrefugiados.org
Otro campo en el desarrollo del carisma es la educación, pues somos conscientes que a través de ella podemos introducir en el horizonte educativo la oportunidad de educar en la libertad y para la libertad. En este campo pastoral se posibilita un servicio a los marginados de una educación digna del ser humano y además con esto se nos permite la formación de cristianos comprometidos con el Evangelio, con la Iglesia y con la Obra Redentora.
Las parroquias son también otro ámbito en el, que como mercedarios, realizamos la nueva evangelización y buscamos responder con eficacia a las opresiones que surgen en la sociedad; nos pone en contacto con el multifacético mundo de la marginación y de la nuevas situaciones de cautividad, además la parroquia brinda a los laicos la oportunidad de vivir la vocación mercedaria en su propia dimensión.
Llamados desde nuestra consagración bautismal al anuncio del Evangelio, para nosotros anunciar a Jesucristo es anunciar al Redentor: Verdad y Vida. La misión ad gentes es una preocupación emergente de nuestra Orden, y nuestras provincias, vicarías y delegaciones ponen en práctica este servicio en regiones deprimidas. En ellas se ejercita, con actividades concretas una faceta de nuestro carisma redentor.
El espíritu de la Merced está informando un conjunto de Institutos religiosos y asociaciones de laicos que han ido surgiendo a través de los tiempos. Apelan al mismo fundador originario, san Pedro Nolasco, se sienten unidos por un mismo amor a la Virgen María, en su advocación de la Merced, cultivan un mismo espíritu y forman la Familia Mercedaria (COM, 12).