Para nosotros, María es la Merced de Dios, redentora de cautivos, que se dignó inspirar la fundación de nuestra Orden a San Pedro Nolasco. Por eso somos, por naturaleza y desde el primer momento existencial, una orden religiosa mariana. La Orden de la Merced es mariana porque María está presente en su espiritualidad desde la misma fundación. En la tradición oral originaria, recogida posteriormente por escrito, las tradiciones marianas configuran nuestra historia y espiritualidad genuinas.
El mercedario de hoy es heredero de una de las tradiciones teológicas más antiguas que presenta a María, Madre de Jesús, como la primera seguidora del itinerario redentor de su Hijo, lo que la convierte en corredentora.
El proyecto redentor de Nolasco aparece, desde los primeros momentos, ligado íntimamente a la intervención de María. Merced no es únicamente sinónimo de misericordia, es la Merced por excelencia de redimir cautivos. De esta actividad esencial de la Orden, María pasa a denominarse María de la Merced. Y los mercedarios la llamamos con ternura nuestra Madre.
María de la Merced es llamada también, según quedó señalado, Redentora de cautivos. Los mercedarios nos dirigimos a ella con este título por su íntima unión a su Hijo Cristo redentor, con quien ha asumido y vivido el misterio de la Cruz. Y porque en su nombre se redimía, y los cautivos la invocaron con este título.
María de la Merced es, finalmente, María de la Misericordia. Otro título asociado a la Merced, que forma parte del itinerario espiritual de la Orden. María, a través de sus hijos, redime y libera a quienes sufren por falta de libertad y están realmente oprimidos. Nuestra Orden tiene en María a su mediadora permanente, y está presente en todo momento en la vida del mercedario, que se dirige a ella con una particular devoción filial.
El carácter mariano de la Orden de la Merced sigue siendo una de las características más destacadas de la propia espiritualidad. Santa María de la Merced no sólo es objeto de veneración, ensalzada y aclamada como madre, sino que es tema de estudios, de análisis, de difusión y promoción. La Orden siempre ha estado iluminada por mariólogos mercedarios, teólogos y poetas que supieron exponer sus dones, recibidos por el Dios encarnado en su seno, y la ensalzaron con precisión teológica y palabra creadora, elevándola al lugar cimero de la vida de cada fraile, religiosa y laico. La Iglesia cuenta con este marianismo mercedario
Los religiosos mercedarios y quienes son objeto de nuestra acción liberadora, vemos a María como Madre de los redentores y de los cautivos redimidos. Por eso nos dirigimos a ella con afecto filial, siguiendo la tradición secular.
Descubrimos en María un modelo de consagración a Dios y de entrega a los cautivos. Ella es garantía de liberación: a ella acuden todos los oprimidos, con la certeza se ser escuchados, y todos los redentores que, solidarios, se empeñan en hacer presente la liberación de Jesús en nuestro tiempo bajo su amparo materno.