ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE NUESTRA ORDEN.
A TODOS LOS RELIGIOSOS DE LA ORDEN Y FAMILIA MERCEDARIA
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación” (2Cor 1, 3-5).
QUERIDOS HERMANOS: Unidos en oración le damos gracias a Dios por la celebración de un aniversario más de la fundación de nuestra Orden. Del 1 al 2 de agosto, hemos hecho memoria de la descensión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced, quien inspiró a nuestro p. fundador San Pedro Nolasco, el deseo de Dios de hacer presente su divina misericordia en favor de los cautivos de aquel tiempo que estaban en riesgo de perder la fe. Encomienda que inició puntualmente en compañía de algunos compañeros y amigos que con gran generosidad se unieron a la causa. Hasta que en un día como hoy, 10 de agosto, se llevó a cabo solemnemente la fundación de nuestra Orden a la que por gracia divina pertenecemos, y seguimos buscando cumplir con fidelidad el carisma encomendado.
Sería importante que en actitud contemplativa juzguemos cada uno de nosotros la contribución que vamos haciendo en bien de tan sublime obra de misericordia: la liberación de los cautivos. Demos gracias a Dios por los esfuerzos compartidos y los logros conseguidos; al mismo tiempo, pidamos su perdón por lo que no hayamos realizado convenientemente.
La violencia, las guerras, están generando situaciones de desplazamientos humanos, de desintegración familiar, de pobreza, de persecución y de muerte en el peor de los casos. El Papa Francisco, en diversas alocuciones ha hecho un llamado urgente para unirse en oración por el bien de la paz. Su pensamiento se ha dirigido particularmente a aquellos que sufren el horror de la guerra en diversas partes del mundo, particularmente en Ucrania, Palestina e Israel. Asimismo, se ha referido a la terrible crisis en Venezuela. El domingo 4 de agosto en el rezo del Ángelus, ha hecho un llamado a la paz, afirmó: “Expreso mi preocupación por Venezuela, que está viviendo una situación crítica. Hago un fuerte llamamiento a todas las partes para que busquen la verdad y se comporten con moderación para evitar cualquier tipo de violencia”.
Ante la situación crítica que hoy en día vivimos en el mundo, les exhorto a realizar una gran campaña de oración, particularmente rezando el santo rosario, implorando la intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced. Como siempre, tendremos la oportunidad de prepararnos espiritualmente celebrando las devociones de: los 7 sábados, de la novena, en fin, con todos los actos de piedad que corresponden a la tradición de la piedad popular de nuestra Orden. Insisto en el rezo del santo rosario, porque soy un convencido del poder de esta oración; creo firmemente que es un arma muy poderosa para derrotar al maligno que siempre amenaza a los hijos de Dios con terribles situaciones de pecado.
Históricamente sabemos que, en diferentes ocasiones, se ha invocado a la Virgen María para que, por su intercesión, se consiga el cese de la violencia, de las pestes, de las tempestades, de las guerras. En ese sentido podríamos recordar el llamado que en su momento el Papa San Pablo VI hiciera, exhortando a la Iglesia justamente a rezar el santo rosario en circunstancias similares a las que hoy en día estamos viviendo: “Estando acostumbrada la Iglesia a acudir a su Madre María, eficacísima intercesora, hacia ella dirigimos con razón nuestra mente y la vuestra, venerables hermanos para todo el género humano” (Adv. Haer. 3,22; PG 7,959). Nada nos parece más oportuno y excelente que el que se eleven las voces suplicantes de toda la familia cristiana a la Madre de Dios, que es invocada como “Reina de la paz”, a fin de que en tantas y tantas y tan grandes adversidades y angustias nos comunique con abundancia los dones de su maternal bondad. Hemos de dirigirle instantes y asiduas preces a la que, confirmando un punto principal de la doctrina legada por nuestros mayores, hemos proclamado, con aplauso de los Padres y el orbe católico, durante el Concilio Ecuménico Vaticano Segundo, Madre de la Iglesia, esto es madre espiritual de ella” (Encíclica Cristi Matri 5).
Les exhorto pues, para que, como Orden y familia Mercedaria, unidos a todos los fieles que acompañamos en la fe, recemos el santo rosario, con la seguridad de que podremos alcanzar las bendiciones de Dios, solicitadas por la intercesión amorosa de nuestra Madre la Virgen María.
Podríamos unirnos en oración con la plegaria de San Pablo VI diciendo:
“Mira con maternal clemencia, Beatísima Virgen, a todos tus hijos. Atiende a la ansiedad de los sagrados pastores que temen que la grey a ellos confiada se vea lanzada en la horrible tempestad de los males; atiende a las angustias de tantos hombres, padres y madres de familia que se ven atormentados por acerbos cuidados, solícitos por su suerte y la de los suyos. Mitiga las mentes de los que luchan y dales “pensamientos de paz”; haz que Dios, vengador de las injurias, movido a misericordia, restituya las gentes a la tranquilidad deseada y los conduzca a una verdadera y perdurable prosperidad” (C.M. 9).
Ruego a Dios que por intercesión de nuestra Madre la Virgen María de la Merced y de nuestro padre San Pedro Nolasco, podamos seguir realizando con fidelidad nuestra misión redentora.
Curia General, a 10 de agosto de 2024, a los 806 años de la fundación de la Orden.
Fraternalmente en Cristo Redentor:
FR. LEONCIO OSVALDO VIVAR MARTÍNEZ, O. DE M.
Maestro General